La música, en su más amplia gama de manifestaciones, se constituye, junto con el cine, en medios de circulación en la industria audiovisual y el consumo cultural en todo el planeta. Frente al extenso panorama que ofrece la música comercial en la actualidad, desde la última mitad del siglo pasado, la música cristiana, ha pasado de lugares reservados en templos y oratorios a lugares públicos. De esta forma, no resulta sorpresivo que en el campo específico de la música cristiana en la actualidad, se registren importantes transformaciones a través de una presencia incisiva en el escenario del marketing público transnacional, en los más variados circuitos de la industria cultural audiovisual y fonográfica, con formatos diversificados que van desde infinidad de CD´s, hasta megaconciertos, podcasts, vídeo clips, premios Grammy y álbumes virtuales completos en MP3 player.
En tal sentido, es evidente que Internet, además de la radio y la televisión como vehículos de amplia difusión, se está convirtiendo en un nuevo medio de divulgación, no sólo de contenidos cristianos sino también de expresión de nuevas tendencias en música y programación cristiana. De hecho, ya circulan en el ciberespacio toda clase de redes musicales, entre ellas la red de música católica, para citar solo esta, una webnet dedicada a la difusión y venta de todo tipo de música religiosa por Internet, donde se puede descargar desde música contemporánea hasta música de alabanza y oración, pasando también por música litúrgica, tradicional o infantil. Otro ejemplo lo tenemos en el portal Trovador3, una productora y distribuidora discográfica católica, desde la que se promueve el arte como instrumento para la evangelización, y en especial desde la música católica en español y todo lo relacionado con la misma.
El desarrollo industrial de la música cristiana tienen sus raíces en las primeras décadas del siglo XX, principalmente en Norteamérica, a partir del surgimiento de las “iglesias electrónicas” (electronic church), con líderes tele evangélicos como Pat Roberson, entre otros, propietario de la CBN (Christian Broadcasting Network); más tarde, en la década del sesenta se intensifican tales desarrollos con las manifestaciones del movimiento cristiano Jesus Movement Music, conformándose paulatinamente el movimiento de Contemporary Christian Music (Música Cristiana Contemporánea - MCC), liderado especialmente por grupos evangélicos que han conseguido una avasalladora presencia en el mercado musical religioso. Al crecer las audiencias, a partir de los años setenta y ochenta, el MCC se convierte en un negocio de amplias proporciones. No puede olvidarse, entre otros, el impacto mundial causado por la ópera rock más famosa: Jesucristo Superstar, compuesta por Andrew L.Weber y Tim Rice, musical estrenado en 1971, como uno de los espectáculos musicales más reconocidos en su género, presentado en escenarios tan destacados como Broadway en Estados Unidos y West End en Londres, que sigue cosechando éxitos comerciales en la actualidad.
Opera rock: "Jesucristo Star" |
Con el cambio de milenio, el movimiento de MCC ha conseguido facturar más de un billón de dólares y una distribución masiva de sus discos, combinando los más diversos estilos de música clásica, jazz, country, rap, metal y new age.
La nueva economía musical religiosa
Con la llegada del cine sonoro, la combinación de música y movimiento pasó a convertirse en una forma bastante popular de entretenimiento. Con el mixing de música e imágenes de televisión, desde el lanzamiento de MTV en 1981, no tardaron en aparecer en los mercados nacionales e internacionales los “videoclips musicales”, generando adicción y fascinación. Se convirtieron rápidamente en parte esencial del mercado de discos y artistas de la música popular contemporánea. Fenómeno similar fue desarrollándose, paralelamente, con la producción masiva de video clips religiosos, combinando varias formas de música religiosa: islámica, judía, protestante y notablemente, la música cristiana contemporánea (MCC), o rock cristiano, producida desde todos los continentes. En concreto, la CBA, organización mundial que une a empresas que distribuyen mercancía cristiana, tiene cifras en las que estiman que en 2002 el mercado mundial movió alrededor de 4.2 mil millones de dólares. La música cristiana contemporánea (MCC), en su variada gama de manifestaciones, videos, CD´s. Los videos de música cristiana aparte de ser distribuidos por los cables cristianos de televisión y en la Internet, son igualmente distribuidos y comercializados en colecciones de DVD, MP3 y MP4 que tienen amplia difusión y consumo. La mayoría de consumidores de este tipo de oferta musical son jóvenes comprometidos con diferentes iglesias cristianas, que la asumen no sólo como medio evangelizador, sino también como entretenimiento favorito.
El marketing de la música cristiana, se ha insertado dentro la estrategia de una “economía del contacto mediático”, por la vía de un “contrato musical” implícito que, mediante imaginativos recursos empresariales, pretende abarcar el mayor número de consumidores de ese tipo de productos simbólico-religiosos. A la par de nuevos ritmos y melodías cristianas van surgiendo nuevos actores musicales, en nuevos escenarios, con nuevas formas de expresión musical de petición y alabanza. En la perspectiva de las industrias simbólico-culturales, es un hecho que la música cristiana en general, en sus más variadas formas, se ha constituido en el escenario público de un gran negocio musical, que bien podría denominarse mercadeo celestial.
Comentarios
Publicar un comentario